Crítica literaria

Concepto

Etimológicamente, el término crítica procede del griego kritikós, de kríno, ‘juzgar’. Y de aquí viene fundamentalmente una parte sustancial de la problemática de esta disciplina, puesto que esta tarea no incumbe solamente al crítico, ya que todo lector puede ejercerla o debería ejercerla en el proceso de lectura; por otra parte, no constituye la única función de la crítica ni podría realizarse aislándola de las otras disciplinas. El crítico encarna una especie de intérprete del texto y un mediador entre el autor y el público receptor.

Esta disciplina parte de los supuestos conceptuales y del metalenguaje proporcionado por la teoría literaria y se aplica a la descripción y a la interpretación de los textos literarios. El crítico, como hemos apuntado, representa un mediador cuya labor social consiste en la orientación del público tanto con su juicio como también a través de sus interpretaciones. En este sentido, a lo largo de la historia ha desempeñado diversas funciones:

1. Desde un punto de vista cronológico, destaca la normativa prescriptiva, según la cual, a partir de un sistema de principios estéticos, elaborados por la teoría de la literatura, enuncia criterios orientadores que el escritor debe respetar para con- seguir la perfección en su obra.

2. La función interpretativa. El investigador y el crítico, en su descripción y su interpretación de un texto, han de analizar los aspectos fundamentales de la expresión y del contenido, en sus dos planos de sustancia y de forma.

3. La función orientativa, o estímulo de la creación literaria, facilita a escritores y lectores el conocimiento de las obras del pasado, advierte de las deficiencias de los productos literarios del presente y valora los descubrimientos de nuevas formas de expresión artística.

Análisis

Del crítico se espera un veredicto, un juicio de valor que es necesario otorgar a una obra determinada. Recordemos que su punto de vista nos puede ayudar a entender o a profundizar en un autor o en un período, pero su opinión no deja de ser parcial y también provisional. Como cualquier otra.

Àlex Broch (1991), uno de los críticos literarios más importantes de la actualidad de la literatura catalana, realiza un esbozo, en nuestra opinión muy lúcido y realista, de qué es o de aquello que debería ser su quehacer profesional. Las palabras de Broch marcan de manera nítida uno de los papeles fundamentales de la disciplina de la crítica literaria: «…el crític es converteix inevitablement en un topògraf, un cartògraf, un dissenyador i constructor de mapes. En aquest cas, d’uns mapes que descriuen la realita tliterària subjecta a la seva anàlisi perquè el lector, les institucions acadèmiques o, en aquest moment, nosaltres aquí puguem transitar pels camis, eixos centrals o dreceresveïnals, que el crític ha anat senyalant per orientar el seu itinerari. El dubte serà saber si el mapa construïtserà útil o no».

Quisiéramos comentar un caso polémico,como es la postura crítica de Harold Bloom, posiblemente uno de los criticas más influyentes del actual panorama literario nor­ teamericano. Su radicalismo lo cuestiona todo, excepto su visión del canon a partir de la obra de Shakespeare. Menos propenso a la critica textual que sus colegas de Yale, trata de considerar la literatura en su propia especificidad, como un campo de estudio no supeditado a otras disciplinas. Por este motivo,resultan en su obra bien escasas las citas extraliterarias o las referencias a la cultura, la religión, la política o la economía, si no se encuentran íntimamente relacionadas con la literatura. En una de sus primeras obras (1973), afirma que la critica literaria «es el discurso de la tautolo­ gía profunda: del solipsista que sabe que aquello que quiere decir es correcto,pero aquello que dice es incorrecto. La crítica es el arte de saber los caminos escondidos que van de poema en poema».

Y en su obra The Western Canon (1994),levantó una inmensa polvareda no solo en los Estados Unidos,sino también en Europa.En el libro, pretendidamente provocador, profundiza en la tradición literaria occidentala partir de las obras de veintiséis autores Msicos del canon. En contra de la interferencia de la ideología de la critica literaria, lamenta la pérdida de patrones intelectuales y estéticos actuales. Ataca directamente a lo que denomina la Escuela del Resentimiento {teorías multiculturales, marxistas, deconstruccionistas, feminismo, neoconservadurismo, neohistoricismo...). Defiende la autonomía del criterio estético y sitúa a Shakespeare en el centro del canon occi­
dental,dado que se ha convertido en el punto de referencia para todos los escritores anteriores y posteriores. Citaremos una pequeña muestra de su contundente estilo:

«El valor estético se considera con frecuencia una sugerencia de lmmanuel Kant más que una realidad,pero esto no es lo que me ha ensenado la práctica, a lo largo de una vida dedicada a la lectura. No obstante,las cosas se han desmarcado, el centro ha cedido, y se está dejando que la anarquía más absoluta se enseñoree de aquello que se solfa conocer con el nombre del mundo instruida (...). Los miembros que formen parte de la red académico-periodística que yo he bautizado con el nombre de la Escuela del Resentimiento,y a los que les gustaría desmantelar el canon con el efecto de poder avanzar en sus pretendidos (más bien que inexistentes) programas con tal de conseguir un cambio social». Se trata de una defensa beligerante de la lectura estética de la literatura,en contra de la conversión de las obras literarias en documentos sociales, culturales e ideológicos. Esta reivindicación bloomiana parece totalmente utópica, y curiosamente, tampoco Bloom la sigue siempre, además de esconder otros postulados y valores que no confiesa en ningún momento.

Durante el siglo XX y parte del XXI que llevamos recorrido,han ido surgiendo múltiples corrientes de teorfa y critica literarias que han enriquecido y contribuido al metalen­ guaje científico y a los métodos de análisis de la literatura con las aportaciones de otras disciplinas como la sociología,el psicoanálisis, el feminismo, la lingüística o la semiótica,entre otras.

Implicaciones

Algunos autores vaticinan la posible desaparición de la critica literaria ante la nueva sociedad de la comunicación y del conocimiento, pues el interrogante en este con­ texto en el que vivimos seria:¿tiene sentido la critica literaria en la actualidad? Naturalmente, todas las voces coinciden en señalar las diferentes transformaciones provocadas por las nuevas tecnologías, entre las que destacamos la modificación del punto de vista y de focalización en la crítica. Pensemos que gran parte de la población lectora se ha incorporado al universo de los blogs, redes sociales o chats en sus diversas posibilidades y modalidades. Estas plataformas han generado una interesante apertura en el campo de la discusión literaria, como también han propiciado el contacto con numerosos lectores del mismo texto.

No obstante, la crítica literaria producida en estos soportes se caracteriza por rasgos ligeramente diferentes a la tradicional, como por ejemplo la búsqueda de este público lector de la opinión rápida y resolutiva plasmada a través del estilo y la extensión sucinta. Además requiere una opinión entre sus amigos o conocidos, lejos del mundo editorial o profesional de los libros. Por tanto, en estos grupos se precisa una valoración breve, tan sintética como unas pocas líneas, muy personal y nada académica. En estos círculos, cualquier lector opina y es un crítico.

Como también en esta línea han surgido diferentes premios literarios donde el jurado está formado por un numeroso grupo de lectores que votan las obras que más les interesan o que más les han agradado. Posteriormente, los textos con mayor número de votos o de valoraciones positivas recibidas se publican en formato libro.

Junto a este tipo podemos apuntar la tendencia contraria, la de aquellos que nece- sitan un análisis más concienzudo y estructurado, generalmente publicado en las páginas de cultura de los periódicos, revistas especializadas o incluso en libros, sea en formato impreso o virtual. En cuanto a esta aparente dicotomía de soportes, formatos y usos, queremos recordar que la autoridad de una opinión crítica depende de la calidad de su escritura y su lectura, independientemente del soporte en el que aparezca.

Referencias

Ballester, J. (1998), «Las teorías literarias y su aplicación didáctica», en Mendoza,
A. (coord.), Conceptos clave en Didáctica de la Lengua y la Literatura, pp. 297-322,
Barcelona: SEDLL/ICE, Universitat de Barcelona- Horsori.

Ballester, J. (1999), «Crítica literaria», L’educació literaria, 2.ª ed., 2007, pp. 75-80, València: PUV.

Ballester, J. (1999), «El comentari de textos», L’educació literaria, 2.ª ed., 2007, pp. 104- 115, València: PUV.

Ballester, J. (1999), «El fet literari», L’educació literaria, 2.ª ed., 2007, pp. 49-59, València: PUV.

Bloom, H. (1973), The Anxiety of Influence. A Theory of Poetry, New York: Oxford University Press.

Bloom, H. (1994), The Western Canon: The Books and School of the Ages, New York:
Harcourt Brace.

Broch, A. (1991), Literatura catalane dels anys vuitanta, Barcelona: Edicions 62.

Fecha de ultima modificación: 2014-04-28